Escribo porque no se hablar

martes, diciembre 20, 2005

Rutina



Llega la tarde y como de costumbre ambos se preparan para su encuentro diario y necesario, miradas, sonrisas, coqueteos, guiños de ojos, roces y todo intento de tocarse a 5 metros de distancia, de sentirse reconocidos y necesarios para el otro....
Ella voltea sonríe y dice Hola, él sonríe y responde también. Se acaba la tarde, se acaba la hora y vuelven a sus espacios, habrá que esperar a mañana para escuchar un hola y una mirada tierna y de deseo a la vez. Una rutina que al parecer no tiene final.