Escribo porque no se hablar

jueves, noviembre 03, 2005

Niña




Fue una mañana como todas, la neblina era su única compañera en cada paso que daba y parecia acariciar el cemento, su estomago le recordaba a cada momento que no había probado nada en varias horas o eran días, en fin eso no era lo importante, sino que la gente se fijara en ella y la ayude como sea.

Camino a su destino, era difícil para ella abstraerse de su mundo, sus ojos fijos en el horizonte le indicaban donde ir, era una rutina que podía realizarla incluso a ciegas.

Los empujones y manotazos que recibía indicaban que había llegado, el ambiente agresivo la hizo suspirar, forzar una sonrisa y prepararse para su trabajo. Ingresaba como siempre en ese restaurante de mala muerte donde pedía prestado el baño, mientras el administrador la desvestía y violaba con la mirada.

Mirándose al espejo, su rostro cambiaba poco a poco, su sonrisa tomaba color y la ropa que llevaba puesta se transformaba en ropa de colores, brillosa y ajustada, una ultima mirada a su bolso para ver que no le falte nada y listo... a trabajar.

Caminaba por la misma acera de ayer y la misma de hace un mes o un año, era la acera que la había acogido la primera vez y la que guardaba sus pasos como recuerdos de la niña que fue.

Niña que solía jugar con muñecas, como todas las de su edad, disfrutaba de la compañía de sus amigos invisibles, que por cierto hoy hasta ellos la habían abandonado.

De pie, con una sonrisa prestada en los labios y mostrando sus piernas se acomodaba delante de un poste de luz, esperando al primer parroquiano; Su belleza, pero sobre todo su corta edad atraían a todo tipo de individuos, que nunca la miraban a los ojos, ella se daba el lujo de elegir con quien irse.

Sus labios explicaban al cliente porque cobraba tanto, es que a pesar de ser aun una niña, conocía perfectamente su trabajo, aun así ellos se alejaban ya que el mercado es grande y los precios para todos los bolsillos.

Esa noche el frío iniciaba su cruel exterminio, el verano había acabado y esto provocaría que poco a poco los atributos se escondan, pero el negocio no lo permitía, los escalofríos eran cotidianos y gracias a ellos era posible saber que estabas vivo.

Su cuerpo seguía luciendo lo afortunada que había sido a pesar de su edad y los hombres desfilaban uno tras otro sin tener suerte.

De pronto sus ojos se iluminaron, mientras su cuerpo se estremeció al ver un rostro hermoso frente a ella, casi ni podía hablar, y se ruborizaba al decirle las condiciones del trato, cuando de pronto escucho...

No te preocupes, si es estar contigo a solas, te pago lo que sea justo.... vamos- dijo el-

Ella lo llevó al hotel acostumbrado casi sin decir palabra, ingresaron a la habitación y como nunca ella se sentó al pie de la cama observándolo, él hizo lo mismo desde la puerta, se quedaron unos minutos en silencio.

Ella no atina a coordinar frase alguna, para romper el hielo hasta que logró preguntarle,- dime por qué dijiste que si era estar a solas contigo, pagabas lo que sea justo?

y todavía tienes que preguntármelo- le dijo- cada día a la misma hora te veo llegar convertida en una niña de su casa, luego apareces cual mujer de la calle, pero aun así no logras esconder esa inocencia que te rodea y yo desde mi ventana frente a tu ubicación no me queda más que observarte...

Mas sorprendida aun y riendo- o sea que eres un mirón¬

No, no lo soy, sólo que me gustas y por eso hoy me anime a venir para poder estar contigo y ahora que estas frente a mi veo que eres más bella aun.
Ella, armándose de valor y de no demostrar que él le gustaba y casi tratando de cortarlo le dijo- Dime vamos a hablar todo el rato o nos desvestimos de una vez, dime.

Desvístete si quieres, y por el tiempo no te preocupes ya te lo dije, hoy quiero que sea el inicio de algo hermoso entre nosotros.

Qué??!!!- dijo ella muy sorprendida y asustada- mira a mi no me gustan las cosas raras.

No linda te hablo en serio, quiero observarte hasta cansarme y como sé que no sucederá, disfrutaré de ti y tu cuerpo toda la noche aun sin tocarte.

Ella no podía ocultar que se sentía muy atraída por él, es más, pensaba que no le cobraría, pero la conversación la hacia pensar y se animó a preguntar¬Hablas como si creyeras que te puedes enamorar de una chica como yo?¬
No lo creo- dijo él- ya lo estoy y no me importa si lo crees o no, tengo suficiente amor para ambos.
Unas vez más ella trató de desanimarlo - seguro se lo dices a todas la chicas de la cuadra seguro- rió¬

No, es la primera vez que elijo a alguien en mi vida- su rostro mostraba una seriedad y sinceridad única, que hubiese hecho que cualquiera dude.

Poco a poco se acercó a ella, la levantó de la cama, la miró a los ojos y lentamente la beso...ella respondió al beso tiernamente, era la primera vez que dejaba que un cliente la besara y fue la primera vez en su vida que sentía que un beso la afectaba tanto y la hiciera sentir diferente, ella fue feliz.

El la acariciaba y trataba de hacerla sentir feliz con cada uno de sus movimientos, para ella fue realmente su primera vez y dejo de ser la niña que por las mañanas jugaba con su muñeca de trapo para ser a partir de ese instante y por primera vez en su vida, mujer.

Así transcurrieron las horas de esa pasión proveniente de los más profundo de los sentimientos y el sol ingresaba tímidamente por la ventana iluminando dicha habitación que había sido testigo de un amor único.

El hotelero, subía poco a poco las escaleras mirando su reloj- me tendrán que pagar otro día- decía, mientras llegaba a la habitación, tocó la puerta y espero, al no recibir respuesta después de unos minutos, decidió ingresar pero sólo pudo dar dos pasos al ver sobre la cama el cuerpo de la niña hecha por fin mujer rodeada de sangre, con los ojos abiertos y una sonrisa a flor de labios, su cuerpo yacía junto a una rosa roja, Increíblemente era una escena llena de ternura en donde el amor inocente y ciego la había llevado al fin de su vida, sin su muñeca de trapo, ni sus amigos invisibles...la sangre se coagulaba sobre las sabanas y las cortinas volaban al ritmo del viento que ingresaba por las ventanas, no había señales del amante.

FIN