Ella I
Primera parte
Nació una mañana gris, cuando las aves ya habían migrado, no hubo quien le cante, quien se alegrara por el acontecimiento oscurecido por una sombra insolente que se llevó la alegría de la casa y a su madre también. Así creció creyéndose culpable de todo lo triste del mundo, de las flores marchitas, de los amores olvidados, de las sonrisas negadas. Sin embargo sobrevivió hasta que pudo escaparse de ese mundo que no reconocía su existencia; una tarde donde la neblina era preámbulo de la noche, cogió sus maletas, llena de recuerdos, un brasiere y un pantalón roto y caminó y caminó doblando a la derecha en la primera encrucijada que se le presentó. No se detuvo, siguió paso firme y cabeza en alto por tres días sin saber donde llegaría, lo importante era escapar del mundo que la había escondido en una cárcel permanente sin barreras pero casi imposible de escapar.
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